A la Virgen María, se le celebra el Viernes Santo con el título de la Virgen de la Soledad o Virgen de los Dolores en muchos lugares. El Viernes Santo, en horas de la tarde y noche, se acompaña a María con un sentido de condolencia, reflexionando sobre el dolor y la soledad en la experiencia de una madre que recibe muerto a su hijo. Este acto se le llama Pésame a la Virgen y es un acto devocional por lo que la asistencia no es obligatoria.
Este día la imagen de la Virgen se cubre de negro, morado o colores oscuros, como señal de luto, además lleva un pañuelo para secarse las lagrimas de dolor y puede llevar una o siete espada en el pecho, haciendo referencia a sus dolores.
María siente un dolor profundo, el dolor de una madre que pierde a su Hijo amado. Presencio su atroz e injusta muerte, pero es sostenida por la fe y saca su fortaleza de la oración y de la confianza en que la Voluntad de Dios es lo mejor para nosotros. La Virgen dolorosa nos ayuda a profundizar en la pasión, enseñándonos a tener fortaleza para soportar las pruebas y sufrimientos de la vida. En Ella encontramos una compañía y una fuerza para dar sentido a los propios sufrimientos.
Se le puede cantar a la Virgen la siguiente canción:
En el sufrimiento
supiste callar,
y junto a tu hijo
enseñas a amar.
Un Viernes Santo, con gran dolor,
sufre en silencio junto al redentor;
desde esa hora, hora de cruz,
es nuestra Madre, nos la dio Jesús.
Este día la imagen de la Virgen se cubre de negro, morado o colores oscuros, como señal de luto, además lleva un pañuelo para secarse las lagrimas de dolor y puede llevar una o siete espada en el pecho, haciendo referencia a sus dolores.
María siente un dolor profundo, el dolor de una madre que pierde a su Hijo amado. Presencio su atroz e injusta muerte, pero es sostenida por la fe y saca su fortaleza de la oración y de la confianza en que la Voluntad de Dios es lo mejor para nosotros. La Virgen dolorosa nos ayuda a profundizar en la pasión, enseñándonos a tener fortaleza para soportar las pruebas y sufrimientos de la vida. En Ella encontramos una compañía y una fuerza para dar sentido a los propios sufrimientos.
Se le puede cantar a la Virgen la siguiente canción:
En el sufrimiento
supiste callar,
y junto a tu hijo
enseñas a amar.
Un Viernes Santo, con gran dolor,
sufre en silencio junto al redentor;
desde esa hora, hora de cruz,
es nuestra Madre, nos la dio Jesús.
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